

Yo la recuerdo desde siempre, quizás no recuerde algunos de los momentos y sensaciones que he vivido en la niñez pero desde luego el aroma de muchos de los cosméticos y geles de mi infancia tienen ese olor a talco tan característico de esta marca.
Quizás a muchos esta marca os recuerda a la señora Peg Boggs, la alegre vendedora de maquillaje que se apiada de Eduardo Manostijeras cuando le encuentra solo y triste en la mansión de su creador y le lleva a su casa para curarle los cortes de la cara y ofrecerle un lugar en su família como un hijo más, junto a sus otros hijos Kevin, el hijo menor, y la bella Kim, de la que Eduardo acaba perdidamente enamorado. Estoy casi segura que para restablecer aquella piel tan dañada debió de usar una buena cantidad de Rich Moisture Cream, a la que nosotros en casa llamábamos la crema verde y que era una gran regeneradora de pieles irritadas.




Cuando he preguntado me han confirmado mis temores: la señora Pepita se murió hace unos meses, ya muy mayor y aquejada de las enfermedades y achaques de la edad, y he sentido que un trocito de mí también había muerto, ese pedacito de infancia que revisaba los catálogos de esos maravillosos perfumes de pétalos y flores, de champús rosas y jabones de violetas.
Aunque ya hace años que no utilizo los cosméticos de esa marca porque mi piel se ha vuelto delicada y tengo tendencia a hacer reacciones alérgicas con determinados perfumes sigo teniendo algunos jabones de pastilla en algún cajón.
Fotos: Google .